viernes, 20 de enero de 2012

Mahler / Sinfonía N°8 "De los Mil"


Sinfonía Nº 8 «De los mil» 


Hablar de la Octava sinfonía mahleriana no es tarea fácil, pues en ella conviven sin problema alguno música sacra, drama, vestigios de lieder orquestales y, por qué no, la polifonía catedralicia propia del siglo XVI.

Pero además existe otro factor: su aparente decadencia refleja la crisis del hombre acual y el agotamiento de su cultura, llegando al extremo de tal vez decirnos que la búsqueda de «los mil» es en realidad la búsqueda de ese más allá del principio del placer que en Freud implica el retorno de las cosas hacia un estado evolutivo anterior.

Representada por vez primera en Munich el 12 de septiembre de 1910, con el propio Gustav Mahler dirigiendo a la Filarmónica local, la sinfonía resultó una extraña sorpresa: 171 instrumentos, de los cuales 84 eran de cuerda, ocho solistas, un coro de 500 voces adultas, 350 infantiles y un órgano monumental dieron lugar a un auténtico espectáculo que tuvo entre los asistentes a personalidades como Bruno Walter, Arnold Schönberg, Anton Webern y Leopold Stokowski. La obra tuvo un gran éxito y fue de las muy pocas con una acogida favorable en vida del compositor.






Mahler dirige un ensayo para el estreno de su Octava sinfonía





La Octava sinfonía es, en su primera parte, una gran cantata sinfónica que conserva la forma sonata y en la cual elementos bohemios y meramente vieneses, una doble fuga masiva y un estilo de marcha –característico de Mahler– unidos a un muy personal uso del acorde, dan como resultado armonías disonantes que tienden a sobrepasar el cromatismo wagneriano. Ideológicamente, en apariencia, la utilización del Veni, creator spiritus, original del Arzobispo de Mainz Hrabanus Maurus, darían a la obra el carácter sacro propio del cristianismo. Pero esto no es así. En realidad, en esta primera parte de la sinfonía, que conserva la forma sonata, y Mahler no hace sino parodiar inconscientemente la atmósfera espiritual de la monarquía en la que creció, en donde el pueblo austríaco se complacía con las demostraciones de la grandeza del Imperio y que se resumían en fastuosas ceremonias religiosas con sus subsecuentes dispendios. Son los tiempos en donde las capitales del Imperio, pero lejanas a Viena, luchan por conseguir la anhelada autonomía y conformar un estilo social que les sea propio.

Por otro lado, la segunda parte inicia como un canto a la noche que comprende partes en tempo de adagio y de scherzo. La forma de marcha se hace apenas presente y los pasajes vocales y orquestales se suceden de manera discursiva. Su estructura se acerca mucho a la forma oratorio e indudablemente conserva vestigios del romanticismo alemán. En todo momento, la temática nos indica el retorno a la tragedia y al mito. Tras una breve exposición, aparece entre brumas el epílogo del Fausto de Goethe, en donde actúan Dios y hombre, dioses y demonios, ángeles y seres míticos, en un intento de unificar realidad y símbolo en el que por el poder ilusorio del Verbo se da por hecho lo imposible. Es el nacimiento del eros hacia el que nos guía lo eterno femenino en su más cumplida integridad... un eros que Mahler entiende más allá de la carnalidad y que se acerca a lo divino que puede tener la subjetividad humana, pues no hay que olvidar que sin ella no hay testimonio de la realidad.



Las Referencias



Bajo este esquema de las cosas, hablar de alguna interpretación de la Octava Sinfonía que resulte aunténticamente referencial, es tarea tanto más complicada debido a que la obra representa uno de los obstáculos con los que frecuentemente las integrales mahlerianas tropiezan. Incluso intérpretes de la talla de Bernstein, Maazel, Haitink o Kubelik no terminaron de armarla todo lo satisfactoriamente que hubiésemos deseado. Es cierto, son buenas interpretaciones y además son coherentes con sus respectivos ciclos, pero no representan algo singular en la discografía de la obra.

Otros han preferido evadirla, al menos en registro, como fue el caso de Klemperer y Karajan. Unos más habrían dadoversiones memorables (Schuricht, supongo que Walter, etc.). Pero no estaba ahí la tecnología recopiladora para constatarlo.
Hay quienes han pretendido redescubrirla a partir de suponerla un producto de Hollywood (Rattle, Solti, Boulez y Shaw, entre otros). El problema es que si bien son impresionantes a la escucha y la calidad técnica de los sellos discográficos donde están grabadas es irreprochable, pueden resultar agobiantes por los excesos pirotécnicos que se permiten.


Por último, quedarán unos pocos que la entienden desde lo que es: una especie de Torre Eifel, recuerdo del zeitgeist, con todo y su ápice neopaganista que atenta contra la ideología oficial sin salirse siquiera de ella.



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"Un millar de Suecos"








Así pues, una primera y obligada escucha para aquellos que deseen adentrarse al mundo de «Los mil» estaría dada por Neeme Järvi (1994) al frente de un equipo básicamente sueco. Su interpretación es meteórica, pero sin caer en atropellamientos. Su lectura es briosa y refrescante y en todo momento hay un justo balance entre el contenido sacro-profano propio de la sinfonía. Como no podía ser menos en Järvi, su técnica es impecable y de muy alto nivel, con unos solistas que distan mucho del estrellato pero que funcionan muy bien, que es lo importante. La Orquesta Sinfónica de Gothenburgo toca con oficio y dedicación un repertorio que tal vez no les sea habitual, pero que empieza a formar parte de su repertorio.


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"Jascha Horenstein"








Una segunda recomendación estaría dada por el impresionante documento que nos legó Jascha Horenstein con la Sinfónica de Londres y los Coros de la BBC. 
La grabación data de 1959 y como es habitual en los registros recuperados por la BBC no se caracteriza por la bondad de su sonido. Los coros, también es cierto, dejan mucho que desear y en muchos momentos suenan erráticos. Sin embargo, la mirada analítica y comprometida de Horenstein sobre una partitura autocompasiva y redentora como es la Octava sinfonía es del todo acertada.
Los movimientos transcurren reflexivamente y en todo momento se alcanza a percibir un profundo conocimientro de la obra. El equilibrio entre ambas partes de la obra es digno de admirarse y la calidad con que toca la orquesta es irreprochable.
Probablemente el señor David Hurwitz, en su ensayo The death of the Horenstein cult no coincididirá con mi punto de vista, pero a pesar de ello la versión de Jascha representa una de las grandes e indispensables interpretaciones dentro de la discografía disponible de la obra.




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Primera Parte: http://www.mediafire.com/?0mwc589myq07ifh

Segunda Parte: http://www.mediafire.com/?x9ocmwxat4e3x1d#1

Tercera Parte: http://www.mediafire.com/?sggz7cqjz6ubgrg#1





"Chailly, desde Amsterdam"








Una mención especial me merece el caso de Riccardo Chailly al frente de una buena planilla de cantantes, el Coro Filarmónico de Praga, el Coro de la Radio Holandesa y la Orquesta del Concertgebouw.
Puedo entenderla como una versión analítica, sí, pero no intensa. No obstante, a mi parecer, el valor de la grabación (del año 2000) está sustentado en que es un Mahler evidentemente mediterráneo y que está manejado desde una perspectiva, digamos, escénica, en donde se rescata el caracter lírico de la obra.
Y si hay algo que a menudo perdemos de vista es que, tal vez sin proponérselo, en la segunda parte de la sinfonía, su autor vuelve la mirada hacia aquel teatro prototípico en donde canto, música y poesía se unifican dando lugar a una experiencia ante todo sensual.
Es cierto, para lograrlo plenamente faltaría un libreto que ponga en movimiento a los personajes... pero si lo hubiera, entonces se acercaría al terreno operístico y la historia sería otra. Está por demás decirlo, pero baste decir no existe mejor combinación que la dupla Mahler-Concertgebouw.




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Primera Parte: http://www.mediafire.com/?tmkw8j7iz4psd7x#1

Segunda Parte: http://www.mediafire.com/?jvrasi1s6d7io1d#1

Tercera Parte: http://www.mediafire.com/?f3lqqf4yl63z0jz#2

Cuarta Parte: http://www.mediafire.com/?xbl4b9jrd1wk4ag#1





"Una mirada filosófica"








En 1998, el sello Hänssler editó en 1998 una de las dos versiones que a mi humilde parecer son las mejores de la discografía. Hablo de la dirigida por Michael Gielen al frente de la SWR de Baden-Baden, una buena plana solista y tres excelentes agrupaciones corales como lo son el Académico de Europa, el Aurelius y el infantil de Freiburgo.
En su versión, el maestro Gielen halla un camino común entre el sinfonismo, el drama y la sacralidad (no religiosidad) que exige la obra; lo cual deriva en un equilibrio pocas veces logrado. A pesar de que la SWR no se considera una orquesta de primer nivel, su nivel técnico es bastante sofisticado –herencia sin duda de Rosbaud– y Gielen obtiene de ella matices sonoros que se debaten entre el modernismo que la caracteriza y la más pura tradición postromántica.
Tal vez su lectura pueda catalogarse de psicologista, producto de sus amplios estudios en filosofía, pero que en nada demerita su conceptualización sobre la obra de un Mahler al borde del desquicio que ya consideraba recurrir a Freud... A mi criterio, una auténtica referencia.





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Primera Parte: http://www.mediafire.com/?6dyxs53vb4ccnkn

Segunda Parte: http://www.mediafire.com/?4pbt4dmq32nhq2b

Tercera Parte: http://www.mediafire.com/?2wfc3joy5x2cigh




"La cumbre de la Octava"









Por último, mi primera recomendación es la que puedo considerar la más alta cumbre interpretativa de la Octava sinfonía: Dimitri Mitropoulos con un excelente equipo solista, los coros de la Ópera de Viena, los Niños Cantores y la Filarmónica de Viena.
Mucho se ha hablado acerca de las imperfecciones técnicas que envuelven a esta grabación registrada en 1960, que van desde un sonido poco óptimo hasta al hecho de que –cosa de verdad extraña– la Filarmónica de Viena no suena al nivel con que nos tiene acostumbrados.
A pesar de ello, el oficio mahleriano de Mitropoulos se hace evidente en tanto que nos ofrece una versión que pareciera salida del Negro y Violeta de Kandinsky en especial por el despliegue de colores y tiempos que entreteje conforme transcurre la obra.
Sin temor a equivocarme, puedo sostener que la segunda parte de la sinfonía resulta mejor que la primera y que en la historia de las grabaciones no existe un concepto más bello y apolíneo que el vertido por el maestro ateniense. De inmediato notamos un sublime dominio de la estructura y un manejo coral que explota al máximo las posibilidades claroscuras de la partitura. Los cantantes trascienden sus papeles solistas y no es arriesgado decir que actúan sus intervenciones, lo que no es de sorprendernos viniendo de una batuta eminentemente operista y, además, nacida en la parte del mundo que acunó los orígenes de la tragedia.
A mi parecer, Mitropoulos empieza vacilante en el etéreo plano del Veni, creator spiritus, para culminar sublime conforme se acerca el nacimiento del eros al que nos lleva el último verso del Fausto.... ¿La mejor versión versión hoy por hoy de ésta sinfonía? Me atrevo a decir que sí..., aunque en búsqueda de una versión cuya primera parte me lleve a las alturas insospechadas de la segunda que firma Mitropoulos.




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Primera Parte: http://www.mediafire.com/?1wmjwnhtdit

Segunda Parte: http://www.mediafire.com/?jctkd4ymnuh

Tercera Parte: http://www.mediafire.com/?yqmiwzziywm

Cuarta Parte: http://www.mediafire.com/?zwzqmn1l5yf




Espero realmente que les guste el post, son versiones exelentes y para todos los gustos,
Besos y hasta la próxima!

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